Demanda de mejores salarios e incluso segundos empleos: la fórmula de los trabajadores chilenos para enfrentar el alza del costo de la vida

Uno de los coletazos económicos que dejó la crisis del Covid-19 -y que se ha visto acentuado por otros factores económicos, sociales y políticos-, ha sido el alza del costo de la vida.

De acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas, en julio el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 0,4%. Con este registro, la inflación en 12 meses a julio se moderó a 6,5%, un nivel que no se veía desde fines de 2021.

Si bien la cifra ha ido cediendo con el transcurso de los meses, para algunos trabajadores se ha transformado en un dolor de cabeza, más al considerar que no todas las empresas reajustan los salarios en función de este indicador.

De acuerdo con un reciente sondeo de la compañía de recursos humanos y empleo Randstad, son cada vez más los trabajadores que buscan que sus empleadores puedan ayudarlos a manejar la crisis del costo de vida, ya sea a través de aumentos salariales, subsidios, bonos o aumentos fuera de las revisiones de rentas. 

Así lo arrojó un sondeo realizado a 1.000 trabajadores, el cual mostró que los trabajadores apuestan a que sus empleadores los apoyen de alguna manera. De hecho, a un 49% de los consultados le gustaría un aumento salarial en línea con la revisión anual; a un 48% un aumento mensual por costo de vida; y a un 35% un subsidio para costear gastos diarios como traslado. Los montos no dan 100% porque se trató de una pregunta de selección múltiple.

Pero esas serían sólo aspiraciones. En la realidad la situación sería muy diferente, ya que el 52% de los consultados dijo no haber recibido ningún apoyo por parte de su empleador en los últimos seis meses y el 7,7% dijo que su salario incluso bajó.

Con relación a los trabajadores que sí recibieron algún tipo de ayuda, las más mencionadas fueron: un alza salarial (con un 23% de las menciones); bonos para costear traslados, energía, entre otros (con un 17,4%); incrementos salariales fuera de las revisiones anuales (con un 13,6% de las menciones), y un pago único por costo de vida (9,7%).

Un segundo empleo: la nueva alternativa

Contar con un segundo empleo complementario se ha transformado en una alternativa para más de un trabajador para hacer frente al alza del costo de la vida.

De hecho, en el país, un 38% de los trabajadores asumió un segundo empleo o está buscando tenerlo. No es lo único, la encuesta de Randstad también arrojó que un 28,5% renunció o está buscando activamente un mejor trabajo, y un 24% planea incrementar las horas laborales en su actual trabajo. 

En una línea similar, un 18% de los consultados mencionó que retrasará su edad de jubilación como una forma de paliar la actual situación económica. 

“Como los sueldos en Chile vienen de caída a causa de la inflación, es frecuente encontrar casos en el que las personas tengan un doble trabajo. Este fenómeno es conocido como “overemployed”, tendencia que nace de la necesidad y está impulsada por la inflación”, explica Bárbara Cisterna, directora de outsourcing de Randstad Chile.

Toda la semana

Para la vocera Cisterna,  el“sobreempleo” más tradicional es el de trabajar de lunes a viernes en una oficina y los fines de semana en algún otro lugar. “Hay casos en se combinan dos empleos en una misma jornada laboral, lo que eventualmente, dependiendo del tipo de contrato, puede ser causal de despido”, agrega.

Para la directora de outsourcing de Randstad Chile, estos resultados arrojan que es de especial relevancia que las empresas avancen en medidas que permitan que sus trabajadores puedan desarrollarse y, además, cuenten con medidas que les permitan conciliar la vida laboral con la personal.

“La flexibilidad y un ambiente de trabajo atractivo son clave para atraer y retener el talento. Con una parte considerable de la fuerza laboral en un horario híbrido o totalmente remoto, las políticas y prácticas también deben centrarse en mejorar la vida de los trabajadores en todo momento”, explica Cisterna, agregando que esto incluye horarios y lugares de trabajo flexibles, “lo que garantiza un equilibrio razonable entre la vida laboral y personal y más oportunidades de ascenso y desarrollo. Sólo a través de medidas empáticas que tengan en cuenta las necesidades reales de toda la fuerza laboral, las organizaciones pueden garantizar convertirse en un empleador de elección”.